viernes, 14 de mayo de 2010

DIFICULTADES EN LAS RELACIONES SEXUALES


Las dificultades sexuales pueden comenzar temprano en la vida sexual de una persona o pueden desarrollarse después que el individuo ha experimentado el sexo de manera agradable y satisfactoria. El problema puede desarrollarse de forma gradual con el tiempo o puede ser repentino y presentarse como una incapacidad total o parcial de participar en una o más etapas del acto sexual. La causa de las dificultades sexuales puede ser física, psicológica o ambas.
Los factores emocionales que afectan el sexo abarcan tanto los problemas interpersonales (como conflictos en la relación marital o falta de confianza y comunicación abierta en la pareja) y los problemas psicológicos como depresión, miedos o culpas sexuales, o trauma sexual previo.
Entre los factores físicos que contribuyen a los problemas sexuales están:
Lesiones en la espalda
Aumento de tamaño de la glándula prostática
Enfermedades (como neuropatía diabética, esclerosis múltiple, tumores y, en pocos casos, sífilis terciaria)
Las drogas, como alcohol, nicotina, narcóticos, estimulantes, antihipertensivos (medicamentos para bajar la presión arterial), antihistamínicos y algunos fármacos psicoterapéuticos (empleados para tratar problemas psicológicos como la depresión)
Trastornos endocrinos (problemas de la tiroides, la hipófisis o la glándula suprarrenal)
Insuficiencia de diversos órganos (como el corazón y los pulmones)
Deficiencias hormonales (niveles bajos de testosterona, estrógenos o andrógenos)
Daño neurológico (como en lesiones de la médula espinal)
Problemas con el flujo sanguíneo
Algunos defectos congénitos
Los trastornos de disfunción sexual se clasifican, por lo general, en cuatro categorías: trastornos del deseo sexual, trastornos de la excitación sexual, trastornos del orgasmo y trastornos de dolor sexual.
Los trastornos del deseo sexual (disminución de la libido) pueden tener una causa hormonal por una disminución en la producción normal de estrógenos (en mujeres) o de testosterona (en hombres y mujeres). Otras causas pueden ser la edad, la fatiga, un embarazo, medicamentos: es bien conocido que los antidepresivos ISRS entre los que están fluoxetina (Prozac), sertralina (Zoloft) y paroxetina (Paxil) reducen el deseo sexual en hombres y mujeres. Las enfermedades psiquiátricas, como depresión y ansiedad, también pueden causar reducción de la libido.
Los trastornos de la excitación sexual se conocían anteriormente como frigidez en la mujer e impotencia en el hombre, aunque estos términos han sido reemplazados actualmente por otros menos punitivos. La impotencia se conoce actualmente como disfunción eréctil y la frigidez se describe en la actualidad como cualquiera de los problemas específicos con el deseo, la excitación o la ansiedad.
Para los hombres y las mujeres, estas afecciones pueden manifestarse como una aversión y rechazo al contacto sexual con una pareja. En los hombres puede haber incapacidad total o parcial para lograr o mantener la excitación o una falta de placer con la actividad sexual.
Pueden existir causas médicas para estos trastornos, como disminución del flujo sanguíneo o falta de lubricación vaginal. Las enfermedades crónicas también pueden contribuir a estas dificultades, así como la naturaleza de la relación en la pareja. Como lo confirma el éxito del Viagra, muchos trastornos eréctiles en el hombre pueden ser afecciones principalmente físicas, no psicológicas.
Los trastornos del orgasmo son retraso o ausencia persistente del orgasmo luego de una fase de excitación sexual normal. El trastorno puede ocurrir tanto en mujeres como en hombres. Una vez más, los antidepresivos ISRS son culpables frecuentes, ya que pueden retardar el logro de un orgasmo o eliminar del todo.
Los trastornos de dolor sexual afectan casi exclusivamente a las mujeres y son conocidos como dispareunia (relación sexual dolorosa) y vaginismo (un espasmo involuntario de la musculatura de la pared vaginal que interfiere con la relación sexual). La dispareunia puede ser causada por lubricación insuficiente de la mujer (resequedad vaginal). Puede haber también anomalías en la pelvis o los ovarios que pueden causar dolor con la relación sexual. Los trastornos del dolor en la vulva también pueden causar dispareunia e incapacidad para tener relaciones sexuales debido al dolor.
La mala lubricación puede ser el resultado de una excitación y estimulación insuficientes o de cambios hormonales a causa de la menopausia o la lactancia. La irritación por las cremas o espumas anticonceptivas también puede provocar resequedad, así como lo pueden hacer el miedo y la ansiedad acerca del sexo.
No está claro cuál es la causa del vaginismo, pero se cree que un trauma sexual previo (como violación o abuso) puede ser un factor. Otro trastorno de dolor sexual femenino se denomina vulvodinia o vestibulitis vulvar. En esta afección, la mujer experimenta dolor y ardor durante el acto sexual, lo que parece estar relacionado con problemas cutáneos en las regiones vulvar y vaginal. Se desconoce la causa.
Las disfunciones sexuales son más comunes en los primeros años de la vida adulta, con la mayoría de las personas buscando atención médica por dichas afecciones cuando están cerca a los 30 años y a través de toda la cuarta década de sus vidas. La incidencia aumenta de nuevo en los años perimenopáusicos y posmenopáusicos en las mujeres, y en la población geriátrica, típicamente con aparición gradual de síntomas asociados más comúnmente con causas médicas de la disfunción sexual.
La disfunción sexual es más común en personas que abusan del alcohol y las drogas. También tiene más probabilidades de presentarse en personas que sufren diabetes y trastornos neurológicos degenerativos. Los problemas psicológicos progresivos, la dificultad para mantener una relación o una falta crónica de armonía con la pareja sexual actual también pueden interferir con la función sexual.


PREVENCIÓN
La comunicación abierta, informativa y precisa sobre temas sexuales y la imagen corporal entre la pareja y sus hijos pueden evitar que los niños desarrollen ansiedad o sentimientos de culpa por el sexo y les ayuda a desarrollar relaciones sexuales saludables.
Revise todos los medicamentos, tanto los de venta libre como los de prescripción, para conocer los posibles efectos secundarios que se relacionan con la disfunción sexual. El hecho de evitar el consumo excesivo de alcohol y drogas también ayuda a prevenir la disfunción sexual.
Las parejas que son honestas y abiertas acerca de sus preferencias y sensaciones sexuales tienen más posibilidades de evitar algún tipo de disfunción sexual. Lo ideal es que los compañeros sexuales sean capaces de comunicarse sus deseos y sus preferencias sexuales.
A las personas que son víctimas de un trauma sexual como abuso o violación a cualquier edad, se les recomienda buscar asesoramiento psiquiátrico urgentemente. La terapia individual con un experto en trauma puede ser beneficiosa al permitir a la persona superar las dificultades sexuales y disfrutar a plenitud las experiencias sexuales voluntarias con una pareja de su elección.


SÍNTOMAS
Hombres o mujeres
incapacidad para sentir excitación
falta de interés o deseo en el sexo (pérdida de libido)
relación sexual dolorosa (menos común en hombres que en mujeres)
Hombres
retraso o ausencia de eyaculación a pesar de una estimulación adecuada
incapacidad para controlar el momento de la eyaculación
incapacidad para lograr una erección
incapacidad para mantener una erección adecuada para desarrollar la relación sexual
Mujeres
dolor urente en la vulva o en la vagina al contacto con esas zonas
incapacidad para lograr un orgasmo
incapacidad para relajar los músculos de la vagina lo suficiente como para permitir la relación sexual
lubricación vaginal inadecuada antes y durante la relación sexual
baja libido debido a problemas físicos/hormonales, problemas psicológicos o problemas en la relación

No hay comentarios:

Publicar un comentario